Monday 14 July 2008

¿Para qué?

Me preguntaba hace poco por qué me gusta tanto tejido, la alfarería, la artesanía en general.

¿Por qué me atrae tanto la mano del ser humano? Creo que es porque en cada objeto artesanal que veo y toco, puedo percibir el aliento de su artífice. Cada vez que interactúo con el objeto pienso en esa persona que se detuvo por un momento a considerar la forma, la textura, el color. En ese breve instante de consideración estética que es una ventana a su alma, una instantánea de su instinto, su valores, sus vivencias.

A todas las personas desconocidas que se detuvieron por unos segundos, herramienta en el aire, el tiempo suspendido mientras elegían de qué manera hacer algo hermoso para mí: gracias.

A todas las fábricas e industrias que producen setecientos mil millones de tacitas iguales... también gracias. Creo que en este mundo del siglo 21, la única forma de poder disfrutar del privilegio de lo artesanal se basa en parte en la existencia de la producción en masa. Producción que satisface las necesidades más prosaicas de la cosa y le quita el estrés al producto artesanal. Hoy puedo disfrutar yo de mi matecito hecho a mano porque casi todos podemos ir a comprar un matecito chino por 5 pesos.

No necesito el mate artesanal para tomar mate, como no necesito esa bufanda tejida a dos agujas para abrigarme en invierno. Las necesito, en cambio, para vivir.

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