Saturday 12 December 2009

Oda a los Calcetines

by Pablo Neruda

Me trajo Mara Mori
un par de calcetines,
que tejió con sus manos de pastora,
dos calcetines suaves como liebres.
En ellos metí los pies
como en dos estuches
tejidos con hebras del
crepúsculo y pellejos de ovejas.

Violentos calcetines,
mis pies fueron dos pescados de lana,
dos largos tiburones
de ázul ultramarino
atravesados por una trenza de oro,
dos gigantescos mirlos,
dos cañones;
mis pies fueron honrados de este modo
por estos celestiales calcetines.


Eran tan hermosos que por primera vez
mis pies me parecieron inaceptables,
como dos decrépitos bomberos,
bomberos indignos de aquél fuego bordado,
de aquellos luminosos calcetines.

Sin embargo, resistí la tentación
aguda de guardarlos como los colegiales
preservan las luciernagas,
como los heruditos coleccionan
documentos sagrados,
resisti el impulso furioso de ponerlas
en una jaula de oro y darle cada
día alpiste y pulpa de melón rosado.

Como descubridores que en la selva
entragan el rarísimo venado verde
al asador y se lo comen con remordimiento,
estire los pies y me enfunde
los bellos calcetines, y luego los zapatos.
Y es esta la moral de mi Oda:
Dos veces es belleza la belleza,
y lo que es bueno es doblemente bueno,
cuando se trata de dos calcetines
de lana en el invierno.

1 comment:

alepont said...

Qué hermoso Andre!!! Gracias por postearlo, me encanta Neruda y no pueden ser más acertadas sus palabras para explicar lo que se siente.

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